PLACER SEXUAL MASCULINO

UNIVERSIDAD PRIVADA “CÉSAR
VALLEJO”
FACULTAD DE
ESCUELA PROFESIONAL DE
MONOGRAFIA:
“PLACER SEXUAL MASCULINO”
INTEGRANTES:
DOCENTE:
CICLO:
Trujillo - Perú
2012
AGRADECIMIENTO
DEDICATORIA
En primer lugar a Dios por habernos
permitido llegar hasta este punto y habernos dado salud, ser el manantial de
vida y darme lo necesario para seguir adelante día a día para lograr nuestros
objetivos, además de su infinita bondad y amor.
a nuestro profesor por su gran apoyo y motivación
de nuestros estudios profesionales, por su apoyo ofrecido en este trabajo, por
habernos transmitidos los conocimientos obtenidos y por llevarnos pasó a paso en el aprendizaje
INDICE
Agradecimiento
Dedicatoria
Presentación
Introducción
Índice
CAPITULO I: definiciones básicas
- definición de placer
- Definición de sexualidad
- Definición de placer sexual masculino
Capítulo II: Constitución de las representaciones sociales de género y
sexualidad
- La casa
1.1. Valores morales de la masculinidad
1.2. Sexualidad: de eso no se
habla
- La calle
a.
El colegio
b.
El grupo de pares
- Otros espacios de socialización
- Estudios superiores: reconfigurando identidades
- Ámbito laboral
- Amistad adulta
- Algunos aspectos de medios de comunicación masiva y dictadura
militar
- Masculinidades y sexualidades adultas:
identidades hegemónicas y emergentes.
CAPÍTULO III
SIGNIFICADOS DE LA SEXUALIDAD
1. Construcción del deseo: hitos de significancia
1.1. Los juegos eróticos infantiles
1.2. La polución nocturna
1.3. La masturbación
1.4. La iniciación sexual
2. Significado de la sexualidad masculina
2.1. Descarga de tensiones
2.2. Conquista
3. Desempeño
sexual: entre expectativas de actuación y experiencia personales.
3.1. El hombre siempre quiere
3.2. El hombre siempre puede.
3.3. El hombre debe ser activo
3.4. El hombre debe generar placer a la pareja
3. Calificación femenina: “certificado de aprobación” a la sexualidad
masculina.
4. Tipos de vínculos en las relaciones de parejas.
CAPÍTULOIV
DIMENSIONES DEL PLACER SEXUAL
1. Configuración del placer: placeres cotidianos y placer sexual.
2. Imágenes de placeres.
3. “Esencias” del placeres sexuales
3.1. Conquistar placer
3.2. Tomar riesgos
3.3. Amar a la pareja
3.4. Mirar
4. Fronteras y jerarquías de placer sexual: construcción de las “zonas
erógenas”.
5. Significado de las prácticas sexuales para el placer sexual.
6. Preservativo y placer: ¿displacer físico y displacer psicológico?
- CONCLUSIONES
PRESENTACIÓN
Señor profesor, presentamos nuestra monografía titulada “Placer Sexual Masculino”
que es un tema de vital importancia para enriquecer nuestro conocimiento y para
identificar que tanto influye nuestros ambientes culturales en la forma de
sentir placer sexual.
El trabajo ha sido desarrollado, en base a la información teórica del
autor “Ernesto Del Águila”,
Aprovechamos
esta oportunidad para testimoniar nuestra gratitud, así como a todos mis
compañeros.
Los
Autores
INTRODUCCIÓN
En los últimos años la educación sexual
ha ido cambiando considerablemente. Antes la educación sexual era un tabú, donde
los padres no impartían el tema sexual en el seno familiar, por otro lado en
las escuelas el docente no enseñaba el
tema “sexo” por restricciones que por motivos sociales, culturales, ideológicos
o religiosos impedían el uso de este tema.
Hoy en día se habla de un
aprendizaje sexual, que ayuda al estudiante a conocer su sexo y cuidar su
intimidad, de esta manera estar
informado de los peligros que puede ser presa, que muchas veces son la causa de
muchos males que pueden ser enfermedades venéreas, el VIH - Sida, trastornos sexuales,
etc.
Nuestra monografía titulada “Placer
Sexual Masculino”, es de vital importancia, porque su lectura nos ayudará a
conocer el tema “sexual” que permitirá dar al estudiante y al lector común un
panorama dentro del mundo real que servirá para encaminarnos con
responsabilidad.
Los autores
CAPITULO I:
definiciones básicas
1.
Definición de
placer :
Según BAURUCH SPINOZA. El concepto de placer es un sentimiento del paso de ciertos estados de perfección a otros más elevados.
Mientras que el dolor sería un proceso inverso. Claramente Spinoza apuesta a
que la idea de placer se ha de ligar con lo “bueno”.
En esa concepción, el placer puede aparecer como bien moral supremo, siendo fruto de la acción voluntaria o apareciendo como acompañante necesario del logro del bien moral. Aunque el placer no es el logro del bien en sí mismo, tan solo aparece junto a él.
En esa concepción, el placer puede aparecer como bien moral supremo, siendo fruto de la acción voluntaria o apareciendo como acompañante necesario del logro del bien moral. Aunque el placer no es el logro del bien en sí mismo, tan solo aparece junto a él.
2. Definición de sexualidad
La
sexualidad está conformada por los elementos biológicos, es decir, el sexo; los
psicológicos, como es el sentirse y pensarse como hombre o mujer; y los
sociales, que hacen referencia al comportamiento que establece la sociedad para
cada sexo. Entonces se puede entender por sexualidad a la forma en la que cada
ser humano se manifiesta como hombre o como mujer, de acuerdo a las normas y
valores propios de su cultura y de su época Así pues, los
seres humanos en todas sus acciones manifiestan su sexualidad, desde la forma
de vestir, hablar, caminar, etcétera, hasta en aquéllas en que se demuestran
los afectos, las relaciones con los demás y la búsqueda de la intimidad y del
placer. Al igual que con la palabra sexo, en muchas ocasiones el término
sexualidad se ha usado para referirse sólo a las actividades que tienen que ver
con el placer sexual; sin embargo, como ya se mencionó, la sexualidad forma
parte de cualquier expresión humana, ya sea con búsqueda de placer sexual o sin
ella
La
sexualidad se va modificando en cada etapa de la vida del individuo, y está
básicamente determinada por el aprendizaje adquirido en el medio que le rodea.
Es por eso que de una edad a otra los intereses sexuales van cambiando,
coincidiendo generalmente con los cambios corporales. La sexualidad al irse
construyendo ofrece la posibilidad de modificarse para permitir un mejor
desarrollo del ser humano.
La
sexualidad está conformada por los elementos biológicos, es decir, el sexo; los
psicológicos, como es el sentirse y pensarse como hombre o mujer; y los
sociales, que hacen referencia al comportamiento que establece la sociedad para
cada sexo. Entonces se puede entender por sexualidad a la forma en la que cada
ser humano se manifiesta como hombre o como mujer, de acuerdo a las normas y
valores propios de su cultura y de su época.
Así pues,
los seres humanos en todas sus acciones manifiestan su sexualidad, desde la
forma de vestir, hablar, caminar, etcétera, hasta en aquéllas en que se
demuestran los afectos, las relaciones con los demás y la búsqueda de la
intimidad y del placer. Al igual que con la palabra sexo, en muchas ocasiones
el término sexualidad se ha usado para referirse sólo a las actividades que
tienen que ver con el placer sexual; sin embargo, como ya se mencionó, la
sexualidad forma parte de cualquier expresión humana, ya sea con búsqueda de
placer sexual o sin ella.
La
sexualidad se va modificando en cada etapa de la vida del individuo, y está
básicamente determinada por el aprendizaje adquirido en el medio que le rodea.
Es por eso que de una edad a otra los intereses sexuales van cambiando,
coincidiendo generalmente con los cambios corporales. La sexualidad al irse
construyendo ofrece la posibilidad de modificarse para permitir un mejor
desarrollo del ser humano.
3.
Definición de
placer sexual masculino
El placer sexual es lo que
experimentamos al estar excitados sexualmente.
El ciclo de respuesta sexual
es el patrón de alteraciones en el cuerpo y en lo que sentimos cuando obtenemos
placer sexual. El placer sexual mejora la salud y el bienestar. Muchas personas
creen que el placer sexual es una de las experiencias más gratificantes de la
vida. Sin embargo, existen muchos mensajes tergiversados acerca del placer
sexual en nuestra cultura. Por lo tanto, es probable que no comprendamos bien
qué nos ocurre a nosotros y a nuestras parejas.
CAPITULO II
Constitución de las
representaciones sociales de género y sexualidad
1. La casa
La casa nos remite a un universo de jerarquías naturalmente instauradas
en
base a reglas de parentesco, sexo y edad. Como dice DaMatta, en este espacio
hay un mayor control de las relaciones sociales, mayor intimidad y
menor distancia social. La casa es el espacio de la familia, donde los integrantes
se perciben como "mi gente", los "míos", otorgando una
identidad al grupo familiar (DaMatta,1990).
Según Giddens (1995), en las familias occidentales urbanas, donde por
lo general la madre es el referente de contacto más inmediato tras el
nacimiento del niño, se da una normalización y legitimación social que
convierte a la paternidad en algo secundario a la maternidad. En este espacio,
que funciona como una secuencia que conecta a las generaciones de una sociedad,
se producen variaciones históricas de conductas antes estigmatizadas como el divorcio.
Si bien es cierto que en estas sociedades la movilidad social de las personas
es más flexible que en otras tradicionales -donde la posición social está
determinada por el nacimiento-, sin embargo, la clase social de pertenencia, la
religión familiar y los valores impartidos en la casa, afectan profundamente a
los modelos de socialización de los sujetos.
Las familias siguen un patrón común nuclear: el padre, la madre y los
hijos e hijas. En algunos casos, estamos ante padres y madres que se han
divorciado, con nuevos compromisos y hermanas y hermanos políticos y si bien,
en algunos varones hay imágenes fuertes de otros parientes, la presencia de
éstos es externa al núcleo familiar. Por otro lado, la educación que reciben de
ambos padres, se percibe con relativa equidad, aunque con roles muy
diferenciados en la crianza de los hijos.
El padre es admirado y respetado, es el que toma las decisiones sin
vacilaciones, en muchos casos se convierte en una figura inalcanzable, o
directamente está ausente de la cotidianeidad del niño, espacio que es llenado
por la presencia afectiva y constante de estas madres que suelen representarse
con indecisiones y vacilaciones.
Por otro lado, además del padre y la madre, figuras centrales en la socialización
familiar, se otorgan especial importancia a otras personas como los tíos, abuelos
y hermanos mayores, con quienes se generan relaciones de mayor apertura y
algunos niveles de complicidad.
En este espacio de socialización, el niño empieza a ingresar en el
proceso de su "hacerse hombre". En este escenario y con estas figuras
centrales en su socialización, aprenderá que ser hombre es algo natural pero
que, al mismo tiempo, tiene que constituirse en torno a pruebas e ideales de
actuación centrados en imperativos de masculinidad y sexualidad hegemónicas. En
torno a la constitución de estas dos identidades, el sujeto irá configurando
sus imágenes de lo que es el deseo y el placer. Estos aspectos se irán complejizando
a lo largo de su paso por otras agencias de socialización en el ámbito público.
Desde nuestro punto de vista la familia es el núcleo de la
socialización, es donde aprendemos a relacionarse y desde ahí nos identificamos
como seres sociales. Es por ello que la familia influye mucho en nuestros comportamientos y toma de decisiones. Pues en
ella aprendemos valores morales o antivalores, creencias, y diferentes
ideologías.
1.1.
Valores morales de la masculinidad
En el hogar se transmiten una serie de mensajes y pautas de cómo se
espera sea un hombre. El aspecto más "sublime" de esta masculinidad
son los valores morales, que se espera sean notorio que los varones
actualizarán en su vida pública y privada. Estos valores buscan hacer del varón
un "hombre de bien" (Fuller,
1997), desde el hogar hasta la calle, desde su infancia hasta su adultez, siempre
estarán presentes como imperativos ideales de actuación masculina: la
protección, la provisión, la responsabilidad, la honestidad, la disciplina, el trabajo,
entre otros, los cuales, al ingresar a otras agencias de socialización, se refuerzan
o entran en conflicto, ocasionando tensiones que los varones tendrán que
"resolver" para la constitución de sus identidades.
De esta manera, estos mensajes "inculcados" sobre como
debería ser un hombre, no pasaban necesariamente por la palabra. Sin embargo,
cuando se trataba de transmitir mensajes sobre el comportamiento público de un
hombre, éstos sí podían incluir frases explícitas y actitudes más claras que
llevaban implícito el imperativo masculino del rol proveedor.
Otra forma de transmitir los mensajes de masculinidad es a través de
los roles antagónicos para varones y mujeres. En este sentido, los juegos
infantiles diferenciados para varones y mujeres, con verdaderas barreras
infranqueables de pasar para los varones hacia el universo femenino, son el
inicio de la interiorización de mensajes sobre formas de ser varón.
1.2.
Sexualidad
El proceso de hacerse hombre, es el referido a la sexualidad de los
varones. Si bien hay en las familias distintos niveles de ocultamiento de la
sexualidad, la constante en todos los entrevistados, es que si el tema llegaba
a aparecer, éste se trataba en un contexto de “prevención”.
Esta podía referirse al embarazo, con diferentes niveles de
preocupación por la pareja del hijo, hasta las enfermedades de transmisión
sexual y el VIH/SIDA.
En los hogares donde el tema “no existe”, se instaura no sólo la
ausencia sino incluso la prohibición de hablar de sexualidad. De este modo,
estos varones perciben a sus padres y madres como poco relevantes en su
socialización sobre sexualidad.
El padre no habla de sexo y con su esposa, a pesar de la confianza, muchas
veces es intocable hablar de temas sexuales, de cómo hacer el amor (...) cuando
vamos creciendo, nos van hablando de responsabilidades en el sexo, de cuidarse,
pero siempre es un tema delicado, imposible de verbalizar.
Muchas veces la sexualidad en la infancia era prohibida, algo oculto,
algo que se hacía pero estaba mal, los padres ni pensar que lo hablarían, eso
no existía con ellos (...) imagínate que hasta el día de hoy me muchos jóvenes
tienen pudor ver escenas de sexo en la televisión delante de su madre.
En los hogares donde la sexualidad goza de relativa apertura, ésta no
pasa de ser tratada en el contexto de profilaxis o prevención. En otras
palabras, ya sea negando el tema o hablándolo, se transmiten pautas de "disciplina
miento" de la sexualidad, a través de la instauración de fronteras o
límites de permisividad y prohibición.
¿Cuál es la imagen que tienen los varones de la sexualidad de sus
padres?
En la mayoría de ellos, los padres no dan señales de tener vida sexual.
En algunos hogares incluso no existen las muestras de afecto entre ellos. En
los hogares donde los padres muestran su afecto como pareja, éste carece de sensualidad,
por lo que los hijos no perciben que sus padres tengan sexualidad y más bien
construyen imágenes "asexuadas" tanto del padre como de la madre.
En resumen, al igual que en la transmisión de los mensajes de género,
en la socialización sobre sexualidad masculina, los mensajes no pasan necesariamente
por el discurso explícito, sino por actitudes y “frases indirectas”, en las que
la interrelación entre género y sexualidad se hace más que evidente, es decir
donde las pautas de cómo es la sexualidad de un hombre, están entrelazadas a
nociones de masculinidad, a lo que un hombre - dada su condición genérica de
tal- debe o no hacer con su sexualidad.
2. La calle
El dominio doméstico sentó las bases para la conformación de un sistema
de representaciones sociales, donde el ser varón estaba centrado en la configuración
de dos identidades, la de una masculinidad con códigos de moralidad, y el de
una sexualidad heterosexual. La transición al mundo de la calle, implica
adaptarse a un mundo imprevisto y accidentado, donde el sujeto tiene que
descubrir y aprender a convivir con reglas y jerarquías diferentes a las de la
casa. Siguiendo a DaMatta (1990), más que espacios distintos, la casa y la
calle nos remiten a papeles sociales, ideologías y valores que en algunos casos
son sólo válidos para estos espacios que pueden funcionar como subculturas y en
otras funcionan como prolongación de una de ellas.
En este sentido, la oposición casa/calle si bien separa dos universos
sociales mutuamente excluyentes, puede ser concebida tanto como una oposición binaria
o como un continuum de graduaciones o prolongación de ciertos elementos de la
casa y de la calle. De esta manera, el grupo de pares, el colegio, los estudios
superiores y el espacio laboral pueden competir, oponerse o ser en cierta forma
prolongación de ciertas situaciones o valores de la casa u hogar.
2.1. El colegio: Continuidades y
rupturas
Las escuelas son agencias de socialización a través de un curriculum oculto
de normas y valores que condiciona el aprendizaje de los niños
(Giddens, 1995). Este espacio tiene dos agentes diferenciados, los
profesores y los compañeros de clase. Los profesores, en cierto sentido, son
una continuación del estilo familiar. “De eso no se habla” pareciera seguir
siendo la actitud de los docentes frente a la sexualidad, pues incluso, en los
casos en los que la sexualidad está en la agenda del colegio, ésta sólo ingresa
como parte de la fisiología del cuerpo o la prevención de enfermedades.
En general hay una valoración de mayor permisividad en las escuelas
laicas que en las religiosas. A estas últimas se las percibe como
conservadoras, generadoras de culpa y negación de la sexualidad y el placer, al
colocarlas en el lugar del pecado. Sin embargo, la relativa permisividad de las
escuelas laicas, está teñida de discursos tradicionales más explícitos sobre
las sexualidades y masculinidades hegemónicas. Es importante anotar, que los
más jóvenes en la escuela primaria y los más adultos durante todo el
secundario. En este sentido, los testimonios reflejan un escenario que exalta
una forma de masculinidad hegemónica.
Es interesante observar cómo en los colegios donde se instauran
dispositivos de disciplinamiento sexual, negando la sexualidad, también se
están forjando y construyendo sexualidades, pues como dice Foucault, en la
construcción histórica de la sexualidad ésta siempre fue producida y normatizada
por prácticas discursivas, ya que, contrariamente a lo que se cree, siempre se
ha "hablado" sobre sexualidad, ya sea desde las frases explícitas o
con normatizaciones más indirectas, poniendo en práctica un aparato para
producir discursos verdaderos en una empresa de formular la "verdad
regulada" (Foucault, 1977).
La importancia mayor del colegio en la constitución de representaciones
sobre sexualidad y masculinidad, es por aportar un segundo escenario: los compañeros
de clase. En este sentido, el colegio para algunos entrevistados es una
prolongación de los espacios de amistad que tienen con pares del barrio, y para
otros, los que no tenían un grupo de pares en el barrio, el colegio viene a convertirse
en el primer espacio de interacción y creación de un grupo de amigos, con los
que en última instancia comparte el proceso de construir su masculinidad y
sexualidad, alejados de los socializadores mayores.
En el colegio se escucha, sobre todo a los más grandes, hablar de
sexualidad, decían que si se cogía por el culo las mujeres quedaban
embarazadas, también hablaban de cómo sentía un varón.
Como dice Fuller, a diferencia de la socialización primaria, en la
secundaria los sujetos ya tienen los cimientos de su identidad constituidas y
los nuevos contenidos no son la realidad en sí misma, pues el sujeto es más
consciente de estos procesos y puede contrastar los valores y la moral de otros
agentes socializadores (Fuller, 1997).
2.2. El grupo de pares: gestos
rituales de masculinidad y sexualidad
Está conformado por un grupo de amigos del mismo rango etáreo, y
posibilita el inicio de relaciones más democráticas que las existentes entre
padres e hijos. Estas relaciones están basadas en amistad y empatía más
igualitarias, con interacciones entre los sujetos en los que se pueden sopesar
y cuestionar las reglas de conducta, "naturalizadas" en el espacio familiar.
La importancia del grupo de pares en la formación y comportamiento de los
sujetos al separarlos del ámbito familiar, radica en introducirlos de lleno en los
ámbitos masculinos por excelencia: la calle y el espacio público, a través de
dos ejes de actuación: la fortaleza masculina y la sexualidad activa.
Es además en el grupo de pares donde se consolidan los límites y
fronteras de la identidad masculina, a través de la actualización de gestos
rituales de masculinidad y sexualidad, que funcionan como modelos ritualizados,
ambiguos, arbitrarios, repetitivos y socialmente provocados, y que buscan configurar
este orden social a través del pasaje obligatorio de todos los varones por
ciertas pruebas que aseguren su pertenencia al grupo (DaMatta, 1997).
Estos gestos rituales buscan separar los "normales" de los
"fronterizos", en base a una pedagogía de modelos de masculinidad y
sexualidad, hecha en base de anécdotas, bromas, historias, etc., que normatizan
lo que el "verdadero hombre" debe ser capaz de soportar ante la
amenaza y el riesgo constante de asemejarse o "convertirse" en
"aniñado", mujer o "maricón".
En el espacio del grupo de pares, los varones actualizan estos gestos
rituales en dos ejes centrales: la fortaleza masculina y la sexualidad activa.
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